lunes, 11 de mayo de 2009

¿Por qué son importantes las estrategias en las búsquedas en Internet?

Introducción

Realizar búsquedas exitosas en Internet se ha vuelto un desafío. Cada vez son más las personas con acceso a la red mundial más popular, donde se pueden encontrar grandes cantidades de información de todo tipo y una extensa variedad en las formas en que ésta se representa, que va desde el texto simple hasta contenidos interactivos basados en video, como la teleconferencia en tiempo real. Sin embargo, es precisamente esta característica del Internet actual la que provoca que por momentos este útil recurso parezca inaccesible. ¿Cuál es la mejor forma de buscar información? ¿Qué actitudes tomar para evitar abandonar las búsquedas en el primer intento? ¿Qué mecanismos existen para comprobar la fiabilidad de la información recuperada? Estas son las preguntas que nos hacemos cada vez que emprendemos la difícil tarea de buscar información en la red. El presente texto es una breve reflexión sobre la importancia que tiene la definición y puesta en práctica de la estrategia personal como determinante del éxito o fracaso de las búsquedas en Internet.

El aumento progresivo de la información

Según datos de que aporta la compañía de estadísticas sobre mercado digital Comscore, en el último mes del año pasado se superó la cifra de los mil millones de usuarios de Internet. Esto implica que cada vez más personas tienen la posibilidad de colocar información libremente en la red, hecho que trae como consecuencia directa la acumulación de grandes cantidades de datos. Podríamos pensar que estas son buenas noticias, pero existe una dificultad: ¿cómo saber elegir entre tanta información? Conforme aumenta la disponibilidad de los recursos informativos en Internet, aumentan también las dificultades para seleccionar y analizar adecuadamente, se plantea entonces el reto de idear mecanismos, estrategias y criterios que permitan realizar esta actividad con éxito.

La aplicación de estrategias

La consultora de educación a distancia Marta Fuentes Agustí (2001) señala la importancia de ser estratégicos al momento de realizar búsquedas en Internet:
Los usuarios menos estratégicos actúan por ensayo y error sin trazar un plan previo, sin conocer qué recursos de búsqueda existen [...] y sin clarificar tampoco qué palabras clave son las más relevantes para el tema o qué criterios pueden resultar más fiables para seleccionar los mejores sitios [...]. Utilizan el primer sistema de búsqueda [...] sin tener en cuenta sus características y las de la demanda [...] Cuando no encuentran lo que desean tienden a dar por terminada la búsqueda […]. Los usuarios que tienden a llegar a mejores resultados en la búsqueda […] son los que siguen un proceso estratégico que implica un ir y venir entre lo que quieren buscar y la manera en que lo hacen. […] toman decisiones más oportunas en función de la información hallada y de las condiciones de la situación y la tarea. Las revisiones son constantes a lo largo de todo el proceso.

Una estrategia se refiere a establecer las líneas de acción a seguir para lograr un objetivo. Una de las definiciones que aporta el Diccionario de la Lengua Española señala que una estrategia es: “En un proceso regulable, conjunto de las reglas que aseguran una decisión óptima en cada momento”. De acuerdo con la definición, podemos decir que, si utilizamos una estrategia, podemos asegurar el éxito en nuestras búsquedas, pero ¿la misma estrategia funciona para todos? Creo que cada uno debe construirla y adaptarla. Por ejemplo, en la estrategia que empleé durante la actividad de esta semana es la misma que la utilizada por otros compañeros: la utilización de motores de búsqueda de distintos tipos, la definición de las palabras claves del tema, el uso de operadores lógicos, la generalización de conceptos en categorías, el aprovechamiento del servicio de búsquedas avanzadas que ofrecen los buscadores y la ejecución de búsquedas recursivas. Pero para hacerla mi estrategia he incluido además, otros elementos más subjetivos, esto es: tener claro cuál es el objetivo de mi búsqueda, qué es lo que pretendo encontrar y qué sé respecto al tema. Son estos elementos los que marcan la pauta del inicio de mi búsqueda.

¿Qué hacer para elegir una buena estrategia?

En Internet existen manuales y tutoriales que ofrecen consejos para la realización de búsquedas en la red, un ejemplo es la serie de sugerencias que Microsoft ofrece en uno de sus sitios web, el cual visité y tomé en cuenta. La mayoría de estos sitios darán recomendaciones sobre qué buscadores elegir, cómo utilizar los conectores lógicos, cómo realizar búsquedas avanzadas, etc. Como complemento a esta información se debe mantener una actitud receptiva, analítica y crítica en el momento de seleccionar la información, cuestionarse continuamente sobre su validez y realizar búsquedas recursivas. No olvidemos la importancia que tiene el considerar las aptitudes y conocimientos personales como punto de partida de la búsqueda.


Conclusión

Emprender la tarea de realizar búsquedas en Internet es una actividad que no se debe tomar a la ligera. Aunque exista una gran cantidad de manuales de estrategias, éstos no nos enseñan a pensar, ni a ser críticos, ni selectivos. Cada estrategia es distinta porque considera aspectos personales de quien la diseña. Una estrategia de búsqueda que me funcione, tal vez no le funcione a otros de la misma forma, ya que la he adaptado en función de mis propias necesidades y formas de pensamiento. Con esto concluyo que las estrategias son determinantes en el éxito o fracaso de las búsquedas en Internet, que podemos diseñarlas tomando como base estrategias más generales y que podemos adecuarlas a nuestras necesidades y metas. Las búsquedas en Internet no tienen que ser un suplicio, sino un ejercicio de crítica y análisis que nos permitan lograr objetivos.

Referencias

La cantidad de usuarios de Internet supera la barrera de los 1,000 millones. Recuperado el 8 de mayo de 2009, de
http://www.estereofonica.com/la-cantidad-de-usuarios-de-internet-supera-barrera-de-1000-millones/

Fuentes, M. (2001). Naufragar en Internet. Estrategias de búsqueda de información en redes telemáticas. Recuperado el 7 de mayo, de http://www.uoc.edu/web/esp/art/uoc/0109037/fuentes.html

Sugerencias para realizar búsquedas en Internet. Recuperado el 8 de mayo de 2009, de http://windowshelp.microsoft.com/Windows/es-ES/help/32d181ae-9aea-4e83-9126-3cfaaf5170563082.mspx
Real Academia Española. (2001). Diccionario de la lengua española (22.a ed.). Recuperado el 10 de Mayo de 2009, de http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=estrategia

Reseña del texto "La mente sintética" de Howard Gardner

Gardner, H. (2005). La mente sintética. Las cinco mentes del futuro: Un ensayo educativo. Barcelona: Paidós, 41-58.

Howard Gardner es considerado como uno de los intelectuales con mayor influencia en el ámbito de la educación, la psicología y la empresa. Se le reconoce especialmente por su Teoría de las Múltiples Inteligencias que dio a conocer en 1983. Es profesor e investigador en la Universidad de Harvard en EU y director del Proyecto Zero. Gardner ha escrito numerosos artículos y libros sobre la relación que existe entre la mente y el aprendizaje, en uno de ellos, Las cinco mentes del futuro: un ensayo educativo, publicado en 2005 por la editorial Paidós en Barcelona, señala la existencia de cinco tipos de mentes que deben cultivarse: la mente disciplinada, la mente sintética, la mente creativa, la mente respetuosa y la mente ética.

El segundo capítulo del libro está dedicado a la mente sintética. Mientras que por un lado nos regocijamos ante la gigantesca cantidad de información disponible en los distintos medios, por otro, podemos sentirnos frustrados cuando intentamos seleccionarla, analizarla o resumirla y, sobre todo cuando queremos integrarla de forma coherente. Esta problemática es abordada por el autor quien evidencia la necesidad que tiene el ser humano de desarrollar efectivamente su capacidad de síntesis, es decir, transformar su mente en una mente sintetizadora.

Entre los distintos tipos de síntesis que menciona, Gardner ofrece una atención especial al trabajo interdisciplinario, reconocido como la adecuada combinación e integración de dos o más disciplinas que se yuxtaponen de tal manera que puedan aportar conocimientos que de manera aislada no sería posible. Podemos observar que en muchos ámbitos es deseable el trabajo interdisciplinario, aunque no se tiene la certidumbre de que siempre funcione, las razones son variadas: no existe disponibilidad para el trabajo en equipo, puede ser rechazado si se basa en una imposición o depende exclusivamente de la motivación y compromiso personales de unos cuantos, pensemos en algunos proyectos temporales de índole gubernamental o institucional que nunca se concluyen. Paradójicamente a los beneficios que se obtienen cuando se pone en práctica el trabajo interdisciplinario, los mayores riesgos de obtener síntesis inadecuadas provienen precisamente de éste. Es imprescindible confirmar que efectivamente se trata de trabajo interdisciplinario y para ello se debe, por un lado, tener certeza de que las disciplinas involucradas se estén aplicando correctamente, es decir, que se tenga al menos un dominio de los conocimientos básicos de cada una, y por otro, para diferenciarlo del trabajo multidisciplinario, es necesario que las relaciones se establezcan a través de las distintas ideologías y métodos de los integrantes.

Retomando la teoría de Gardner, la dificultad que presenta la construcción de síntesis se debe principalmente a la presencia de dos factores estrechamente relacionados con el proceso de aprendizaje del ser humano. El primero se refiere a la disminución de la capacidad de hacer comparaciones y metáforas, tan abundante durante los primeros años del aprendizaje, capacidad que a medida que pasa el tiempo van mermando, el segundo es el contexto inmerso en cada conocimiento que se adquiere, cuya aplicación en el futuro difícilmente se extiende a otros ámbitos.

El autor hace uso de su conocimiento de la inteligencia humana al plantear la diferencia entre la forma en cómo se aplica la síntesis desde la inteligencia-láser, la inteligencia-reflector y las características personales como el pensamiento lineal o la curiosidad. La diferenciación entre los tipos de inteligencias, la existencia de las mismas y el hecho de que la inteligencia es una capacidad que puede desarrollarse, son algunas de las más importantes contribuciones que hace Gardner al mundo de la psicología y de la educación. Partiendo de este conocimiento, el autor propone rescatar los primeros indicios de actividad sintetizadora y reforzarlos continuamente. Aunque se topa con un problema: formalmente no existen criterios para determinar si las conexiones son adecuadas o no, ante este dilema el autor ofrece posibles soluciones: la identificación explícita de lo que se requiere de las tareas, la enseñanza de formas de síntesis y la crítica valorativa de las síntesis a manera de retroalimentación. Es aquí donde entra el profesor como ejecutor de estas soluciones.

En un texto escrito en un lenguaje común, con pocas referencias a términos técnicos y con el auxilio de la ejemplificación de los supuestos mediante la descripción de situaciones comunes, Gardner hace manifiesta la urgencia de desarrollar la capacidad de síntesis. Los conocimientos han dejado de estar agrupados en grandes áreas como sucedía en la antigüedad, al contrario, el nivel de especialización crece paulatinamente, para frenarlo el autor ofrece dos alternativas: que la formación de los estudiantes esté orientada a su participación en grupos multidisciplinarios y la creación de programas que perfeccionen la capacidad de síntesis, cuya práctica dependerá del personal experto y de la formulación de criterios de determinación.

La lectura del texto es obligatoria para los estudiosos de la psicología, una invaluable herramienta para los profesionales de la educación y una guía para hacer más eficiente el trabajo en equipo en las organizaciones, aporta conceptos relevantes aplicables en prácticamente todos los ámbitos en que se desenvuelven las personas. A través de una exposición clara, el autor apoya su tesis en ejemplos prácticos, señalando sin disimulo las enormes deficiencias de los sistemas educativos actuales, que no han logrado establecer una calidad en la enseñanza que potencialice las capacidades mentales del ser humano.

Resumen del texto "La mente sintética" de Howard Gardner

Ante la gran variedad y cantidad de información disponible actualmente es imprescindible contar con la capacidad de síntesis. Entre los tipos de síntesis que pueden apreciarse, sobresale el trabajo interdisciplinario como la más compleja, ya que exige el pleno conocimiento de las disciplinas y que éstas se integren adecuadamente. Sin embargo, existen factores que impiden el desarrollo del pensamiento interdisciplinario: la disminución de la capacidad de comparar y el contexto adherido a los conocimientos que impiden extender su aplicación. No existe un acuerdo general sobre la forma en cómo inculcar el pensamiento sintético en la escuela, en el mejor de los casos se aprovechan las conexiones que hacen los estudiantes desde temprana edad y se trata de mantenerlas, pero no existen criterios para determinar su validez. El reto de la educación es formar a los estudiantes para su incorporación en grupos interdisciplinarios y crear programas que desarrollen la capacidad de síntesis, para lo cual se requiere contar con expertos y definir los criterios que hagan posible la identificación del pensamiento integrador.

viernes, 3 de abril de 2009

¿Hay alguien que no tenga prejuicios?

No es muy común sentarme y pensar sobre los prejuicios que poseo. Cuando leí las actividades para esta semana me sorprendió que la sesión estuviera dedicada a identificar nuestros prejuicios. Me pregunté ¿qué tiene que ver esto con la maestría? Durante la sesión, escribí los míos, escuché los de mis compañeros y entendí: todos tenemos o hemos tenido algún prejuicio. Seguramente muchas decisiones de nuestra vida las tomamos en función de ellos. Con algunos crecimos, otros los construimos, algunos más nos son impuestos por el entorno; pero todos ellos forman parte de lo que somos y de la forma en cómo nos conducimos socialmente. Vale la pena revisar el porqué están aquí, cómo interfieren en nuestra vida y cómo podemos librarnos de ellos cuando sus consecuencias son negativas y nos crean conflictos.
El Diccionario de la Lengua Española define al prejuicio como Opinión previa y tenaz, por lo general desfavorable, acerca de algo que se conoce mal. Para el doctor en Psicología estadounidense Robert S. Feldman los prejuicios son evaluaciones o juicios negativos o positivos respecto a los integrantes de un grupo, que están basados principalmente en la pertenencia de dichos individuos al grupo, más que en el comportamiento de un individuo particular (Acuña-Ruiz, Oyuela, 2006). Al leer estas definiciones nos damos cuenta que existe un factor esencial en el prejuicio: la falta de conocimiento con respecto al hecho, objeto o sujeto de cual se trata. Nos formamos una opinión y como consecuencia generamos actitudes basadas en la falta de verdad o aprobamos un hecho aceptado culturalmente sin someterlo a un juicio distinto y bajo esa certeza contribuimos a su perpetuidad. Para tal caso, es igualmente peligroso si el juicio que se emite es positivo o negativo.
Los prejuicios no nacen solos, surgen con base en los estereotipos. Un estereotipo es un esquema fijo y preconstruido de carácter conceptual, lingüístico, sociológico e ideológico, asimilado de una comunidad social o cultural compartida (Herrero, 2006). El estereotipo permanece inmutable dentro del ambiente social en que uno se desenvuelve. Incluso, se considera necesario al servir de soporte en la percepción de la realidad del mundo, facilita el contacto y relación con los demás al compartir los mismos esquemas (Herrero, 2006). Entonces, ¿por qué da lugar a actitudes que pueden desencadenar conductas agresivas entre grupos distintos?
Una combinación de ideas estereotipadas, emociones exageradamente fuertes y la ausencia del conocimiento, contribuye a la generación de conductas extremas. A partir del prejuicio tienen lugar la discriminación, la exclusión, el racismo, entre otras prácticas que contravienen los derechos fundamentales del ser humano. La presión de la conformidad social explica porqué se absorben rápidamente prejuicios de la gente más cercana a nosotros (Morris, Ortiz, 2005). Un grado excesivo de estas creencias ha propiciado el surgimiento de sectas u organizaciones con ideologías que manifiestan desprecio y odio hacia sectores con los que no comparten estereotipos. En un afán de pertenecer y ser aceptados en un grupo social, podemos asumir actitudes de las que probablemente no estemos en total acuerdo.
Al concluir esta actividad reflexiono sobre los problemas sociales de mi país y del mundo. La falta de entendimiento entre las personas, la ausencia de apertura a distintas formas de pensamiento, la carencia de disponibilidad para aceptar las diferencias que todos tenemos, todo ello impide una convivencia pacífica y respetuosa, origina conflictos sociales, violencia, guerras, pobreza. Me queda más claro ahora cual es la intención del análisis de los prejuicios que realizamos en la sesión. En la maestría trabajamos en equipo, porque se requiere para construir un mejor conocimiento a través del trabajo colaborativo, por lo tanto, no podemos permitir que los prejuicios intervengan y obstaculicen nuestro trabajo. Mantener una mente abierta nos permitirá desarrollarnos mejor en lo académico y lo social. Lo que practiquemos en este espacio, sin duda tendrá repercusiones en nuestra propia vida y en la de los que nos rodean.


Referencias
  • Herrero, H. (2006). La teoría del estereotipo aplicada a un campo de la fraseología: las locuciones expresivas francesas y españolas. Espéculo. Revista de estudios literarios. Recuperado el 27 de Marzo de 2009, de http://www.ucm.es/info/especulo/numero32/teoreste.html.
  • Acuña-Ruiz, A. E. & Oyuela, R. (2006). Diferencias en los prejuicios frente a la homosexualidad masculina en tres rangos de edad en una muestra de hombres y mujeres heterosexuales. Psicología desde el Caribe, 18, 58-88. Recuperado el 27 de Marzo de 2009, de
    http://redalyc.uaemex.mx/redalyc/src/inicio/ArtPdfRed.jsp?iCve=21301804
  • Morris, C. (2005). Introducción a la Psicología. (12ª ed.). México. Pearson Educación de México.

jueves, 19 de marzo de 2009

Aprender a enseñar. El fortalecimiento de la práctica docente a través de un conocimiento: el CPC

“Aquellos que pueden, hacen. Aquellos que entienden, enseñan”
Lee S. Shulman


Durante años las investigaciones del ámbito educativo estuvieron orientadas al estudio del proceso de enseñanza-aprendizaje tomando como punto de partida el análisis del estudiante, de ahí que surgieran una diversidad de teorías sobre cómo se desarrolla este proceso a lo largo de su vida escolar. Aunque algunos estudios trataron de dirigirse al papel que el profesor juega en la enseñanza, en su mayoría se orientaron al análisis del rendimiento escolar resultante de su acción en las clases y a su carácter de mediador entre contenido y aprendizaje.
Fue hasta la década de los ochenta cuando se puso en tela de juicio la importancia que tiene el (los) conocimiento(s) del profesor en el desarrollo de los educandos. A partir de entonces, se han realizado múltiples investigaciones en las que se pretende conocer la relación que existe entre los conocimientos del profesor y en el rendimiento escolar y aprendizaje de sus estudiantes.

Uno de los trabajos de investigación más significativos de esta corriente son los realizados por Lee S. Shulman, quien propuso una nueva categorización de los conocimientos del docente, entre ellos, el Conocimiento Pedagógico del Contenido (CPC).

En el presente texto se explican los principios fundamentales del CPC propuestos por Shulman y de algunos de sus colaboradores, se describen algunas propuestas sobre cómo hacer posible su aplicación en las aulas ante la necesidad de alternativas que promuevan el fortalecimiento de la práctica del profesor en un afán por lograr la profesionalización.

¿Qué es el CPC?
El Conocimiento Pedagógico del Contenido es una categoría del conocimiento pedagógico propuesta por el investigador y psicólogo educativo Lee S. Shulman hace más de dos décadas en los Estados Unidos. Shulman utilizó este término para referirse al tipo de conocimiento que tiene un profesor cuando cumple con las siguientes condiciones: un dominio de la disciplina (teorías, conceptos y principios propios de la disciplina), el conocimiento pedagógico que le permite encontrar las formas para enseñar la materia y la capacidad para interpretar y transformar los temas en formas enseñables a los estudiantes.
El principio fundamental del CPC es que el profesor conozca qué es aquello que les resulta fácil o difícil de aprender a sus estudiantes, bajo este conocimiento el profesor puede organizar y presentar los contenidos en formas que les son accesibles a sus estudiantes según las capacidades de éstos (Garritz, Reyes y Vargas, 2005, p.1).
Una persona puede ser especialista en una materia, sin embargo no necesariamente podrá ser un ‘buen profesor’, ¿qué distingue a uno del otro? Según los principios del CPC, la diferencia estriba en la capacidad de comprensión y transformación de contenidos que hace un profesor para enseñar la materia.
No se debe confundir el CPC con el Conocimiento Pedagógico General para la enseñanza. Mientras que el CPC es el resultado de dos conocimientos principalmente (disciplinar y pedagógico) el segundo se refiere a los principios genéricos de organización y dirección en el salón de clases, así como del conocimiento de las teorías y de los métodos de enseñanza (Garritz, Trinidad-Velasco, 2004, p.2).
Los estudios de Shulman han versado sobre la evaluación de la enseñanza, la psicología de la instrucción en ciencias, la educación médica y el incremento del conocimiento entre aquellos que enseñan. Destacan sus estudios sobre la enseñanza y la formación de los profesores. Entre 1985 y 1987 fungió como catedrático de la Universidad de Standford y como presidente de la Fundación Carnegie para el Avance de la Enseñanza. Es con el auspicio de estas instituciones, que lleva a cabo en 1986, un importante programa de investigación denominado “Desarrollo del Conocimiento en la Enseñanza” tema considerado por Shulman como el paradigma perdido de la investigación educativa al referirse a la conjunción de la materia de estudio con la pedagogía. Este programa tuvo enorme trascendencia en el ámbito de la investigación educativa debido a que estaba orientado a propiciar un estudio sistemático de la enseñanza, terreno poco explorado en aquellos años debido a la importancia que se había dado a los aspectos que intervienen en el aprendizaje de los estudiantes.
El programa contempla la investigación del quehacer pedagógico con un enfoque centrado principalmente en aquél que lo ejerce: el docente, tomando en consideración su conocimiento base. Lo trascendental del programa es que supuso un giro en el enfoque dado al comportamiento del profesor; en lugar de dar énfasis exclusivamente a su pensamiento, de ahí que se haya propuesto centrar la atención en cómo el docente maneja lo que enseña.
Otras aportaciones resultantes de este programa es que vislumbra la posibilidad de una nueva reforma de la práctica docente y de la formación de los profesores en pos de la profesionalización de la enseñanza (Bolívar, 2005, p.2) como lo demuestra el ensayo que Shulman publicaría más tarde: Conocimiento y Enseñanza: Fundamentos de la Nueva Reforma, en el que plantea la necesidad de establecer criterios nuevos para la formación y evaluación de los profesores (Bolívar, 2005, p.2).

Los conocimientos necesarios
Ya desde los años sesenta se dieron a conocer las primeras líneas de investigación referentes al papel que juega el profesor como agente activo en el proceso de enseñanza, ejemplo de esto son los estudios sobre el paradigma proceso-producto basado en la determinación de las relaciones existentes entre los conocimientos del profesor y el rendimiento de sus estudiantes. Estos primeros estudios se orientaron principalmente, bajo la perspectiva de la psicología cognitiva, al análisis del pensamiento del profesor y su quehacer docente en la práctica. Es Shulman quien promueve abordar esta temática partiendo del conocimiento del profesor . Propone entonces, siete categorías de conocimiento para la enseñanza que forman parte del conocimiento base del profesor, es decir, lo que todo ‘buen docente’ debe tener. Estas siete categorías se muestran en la siguiente tabla:

Tabla 1. Categorías del Conocimiento propuestas por Lee S. Shulman




Destaca en la lista el Conocimiento Pedagógico del Contenido al ser una combinación del Conocimiento Pedagógico en general y del Conocimiento del Contenido. Si la premisa fundamental del CPC tiene que ver con la manera en cómo los contenidos deben ser adaptados y transformados para hacerlos más enseñables, entonces esta idea implica varias responsabilidades por parte del docente, por una parte, la total comprensión de los contenidos y por otra, la forma en cómo estos conocimientos pueden ser transmitidos y enseñados exitosamente a los estudiantes. En palabras de Shulman: “… [el CPC]… representa la mezcla entre materia y didáctica por la que se llega a una comprensión de cómo determinados temas y problemas se organizan, se representan y se adaptan a los diversos intereses y capacidades de los alumnos, y se exponen para su enseñanza” (Shulman, 2005, p. 21.) Esta categoría establece la diferencia entre aquel profesor que posee solamente los conocimientos respecto a su materia (el profesional de la materia) y aquel que cuenta además con conocimientos pedagógicos que le permiten transformar los contenidos disciplinarios para enseñarlos (el profesional de la docencia).
Es precisamente en esta transformación de contenidos para la enseñanza que Shulman propone que el docente utilice comparaciones, explicaciones, demostraciones, ilustraciones, ejemplos y analogías que permitan representar la materia de estudio y propicien una mejor comprensión en los educandos, sin perder de vista el contexto en el que éstos se desarrollan y los fines a los que se orienta la institución educativa a la que pertenece.
Para Shulman, el buen profesor es aquel que conoce su campo de acción y domina los contenidos de su disciplina con ideas precisas (lo que debe saber); además de poseer los conocimientos, también debe comprenderlos de tal forma que pueda generar estrategias de enseñanza para transmitirlos (lo que debe hacer para enseñar). Lo señala de la siguiente forma: “Un profesor sabe algo que otros no comprenden, presuntamente los alumnos. El profesor puede transformar la comprensión, las habilidades para desenvolverse, las actitudes o los valores deseados, en representaciones y acciones pedagógicas. Se trata de formas de expresar, exponer, escenificar o de representar de otra manera ideas, de suerte que los que no saben puedan llegar a saber, los que no entienden puedan comprender y discernir, y los inexpertos puedan convertirse en expertos. Así pues, el proceso de enseñanza se inicia necesariamente en una circunstancia en que el profesor comprende aquello que se ha de aprender y cómo se lo debe enseñar. Luego procede a través de una serie de actividades durante las cuales a los alumnos se les imparten conocimientos específicos y se les ofrecen oportunidades para aprender” (Shulman, 2005, p. 3).
Lo anterior podría hacer pensar que en el proceso que se describe en este postulado, el papel del profesor es de instructor y transmisor único de información, sin dejar lugar para que el estudiante explore, descubra, construya y se responsabilice de su propio conocimiento, Shulman lo reconoce y señala que su objetivo es hacer notar que inclusive en aquellos espacios donde se busca que los estudiantes sean activos y participen en el desarrollo de la clase no hay pretexto para ignorar la falta de conocimiento disciplinario del profesor.
Existe un factor que es determinante para tener éxito en el proceso de transformación de los contenidos: el conocimiento de los estudiantes. Es importante saber de ellos y de su entorno, entender que sus situaciones son únicas y que sus conocimientos están condicionados por las características sociales, culturales, económicas, de género, etc., que poseen. Es necesario que el profesor aprenda a identificar en los estudiantes en sus actitudes, valores, habilidades y destrezas, así como problemáticas y dificultades que puedan presentar durante sus proceso de aprendizaje, de esto dependerá en gran parte, que estén en condiciones de recuperar conocimientos previos y de relacionarlos con los nuevos, generando así aprendizajes significativos que se convertirán en conocimientos en constante desarrollo y que a la vez tendrán repercusión y trascendencia en su vida al relacionarse directamente con su entorno.


El Modelo de Razonamiento y Acción Pedagógica
Es a partir de la multiplicidad de relaciones e interacciones existentes entre los conocimientos: pedagógico, disciplinar y del estudiante, que Shulman crea el Modelo de Razonamiento y Acción Pedagógica[1] (Figura 1). Un modelo que como su nombre lo indica, hace posible el proceso de razonamiento y acción pedagógica (Gudmundsdóttir y Shulman, 2005, p. 2.). El modelo tiene un carácter cíclico y de reestructuración constante, con puntos clave claramente definidos, al tiempo que enfatiza la importancia de la comprensión en todo momento del proceso.
Shulman deja ver en su modelo que la comprensión se da al inicio y al final del proceso y muestra cómo permite la transformación de la materia en contenidos enseñables: “…el razonamiento y la acción pedagógicos suponen la existencia de un ciclo a través de las actividades de comprensión, transformación, enseñanza, evaluación y reflexión. El punto de partida y la culminación del proceso es un acto de comprensión” ( Shulman, 2005, p. 19).
Figura 1. Modelo de Razonamiento y Acción Pedagógica
[1] Adaptado de Conocimiento y Enseñanza: Fundamentos de la Nueva Reforma de Lee S. Shulman. Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2 (2005)

Los puntos clave del modelo son:
· Comprensión. Se refiere a la comprensión de los objetivos, de la estructura de la materia que involucra tener una visión general e integradora del programa curricular, de las dentro y fuera de la disciplina que habrán de seleccionarse según el tema y que sean entendidos por el profesor de ser posible de varias formas. Se hace especial énfasis en la importancia que tiene en el proceso la comprensión de estas ideas porque son las que han de enseñarse a los estudiantes. Por otra parte, ejercer la docencia con responsabilidad implica la comprensión de los objetivos y propósitos educativos que se pretenden alcanzar, esto determinará el alcance de las metas que se pretenden lograr a lo largo del proceso educativo y de los procedimientos para realizarlas.
· Transformación. Una vez comprendidas, el profesor hace una transformación de las ideas en contenidos enseñables. En esta intersección entre conocimiento del contenido y conocimiento pedagógico se identifican los siguientes pasos:
o Preparación. Se analizan los textos y/o materiales a utilizar bajo una interpretación crítica. El profesor estructura y segmenta el curso creando un repertorio de contenidos.
o Representación. El repertorio curricular se ve enriquecido al ir representado a través de varias técnicas: metáforas, ejemplos, analogías, demostraciones, simulación, etc. que permitirán enseñar el contenido de diferentes formas. Es aquí donde el profesor debe preguntarse si el uso de alguna de estas técnicas es efectiva para “comunicar los entendimientos apropiados o las actitudes de este tema a estudiantes con antecedentes particulares”.
o Selección. El profesor elige la metodología de enseñanza adecuada que utilizará en clase, dependerá en gran parte de los objetivos educativos que haya determinado, así como de las finalidades educativas de la institución.
o Adaptación. El profesor toma en cuenta al estudiante identificando habilidades, estilo de aprendizaje, destrezas, actitudes, motivación, personalidad, concepciones erróneas, dificultades, problemas físicos, etc. y comprendiendo su contexto (familia, condiciones sociales, económicas, culturales, etc.) para adaptar a estas características las representaciones de los contenidos.
· Enseñanza. En este momento, el profesor emplea los recursos didácticos con los que cuenta: el manejo de clase, la interacción con los estudiantes, el requerimiento de trabajos o tareas, la discusión, los cuestionamientos, las respuestas, la indagación de conocimientos, el contacto visual, las instrucciones, y en general, todo aquello que es observable en la clase. Lo que el profesor hace dentro del aula. Recupera sus conocimientos sobre las teorías de aprendizaje.
· Evaluación. Incluye la revisión de las comprensiones de los estudiantes y del desempeño del profesor. La evaluación debe ser un proceso en el que intervenga el aprendizaje de manera implícita, no una simple selección y posterior categorización de estudiantes. La acreditación o no de la asignatura no debe ser un fin en sí misma, sino un reflejo real de la capacidad del estudiante, de lo que ha aprendido o no durante la interacción en la clase y al final del curso; de otra manera, sólo se contribuye a elevar las cifras de egreso en las instituciones educativas. En este paso también se incluye la autoevaluación del profesor, es el momento de preguntarse críticamente sobre el desempeño durante las sesiones de clase.
· Reflexión. El profesor lleva a cabo un análisis de los resultados obtenidos en clase, tanto de los estudiantes como de su desempeño, y lo confronta con los objetivos inicialmente planteados. Al reconstruir los hechos puede identificar lo que estuvo bien o mal, lo que funcionó o no y lo que cambiaría para el siguiente curso. Lo que resulte pasará a formar parte de su experiencia y podrá aprender de ella.
· Nueva comprensión. Es el fin del proceso y el principio de la retroalimentación. En función de los resultados creará nuevas comprensiones, en todos los sentidos, desde la planificación hasta la evaluación.
Como puede apreciarse, el modelo implica la planificación constante de las acciones que ha de seguir a lo largo del proceso de enseñanza, los resultados obtenidos en la última etapa servirán como entradas para la siguiente iteración.

¿Cómo capturar el CPC?
El CPC de los profesores es difícil de observar porque se considera que la mayoría de las veces se trata de un conocimiento tácito, inherente al profesor, es decir, es una construcción interna que éste crea. Además no se asocia a un determinado contenido temático, varía de un grupo de estudiantes a otro y sólo es observable en lapsos de tiempo amplios y bajo una estricta observación.
Pamela Grossman señala que existen cuatro fuentes para observar el CPC en los profesores (Salazar, 2005, p.8.):
1. La observación de experiencias de aula lo que el profesor vive desde que es estudiante hasta que se está formando como profesor.
2. La formación disciplinar
3. Los cursos específicos de Pedagogía
4. La experiencia como docente
En el primer punto se asume que el profesor pasa por un proceso de formación anterior a su ejercicio como docente y que las experiencias que viva durante esta formación serán determinantes en el momento en que inicie su práctica. Esto es bastante común en los sistemas educativos en los que los profesores han debido cursar una especialización en pedagogía antes de ejercer la docencia (generalmente es así en países de primer mundo). Pero, ¿qué sucede cuando un profesional de determinada disciplina decida (voluntaria o involuntariamente) ‘convertirse’ en profesor? ¿cómo suplir la carencia de esta experiencia si es fundamental y significativa en su desarrollo? Y si además nunca ha tenido una formación pedagógica, ¿qué elementos tiene para ser competente? Desafortunadamente, esto sucede muy a menudo en los sistemas educativos de los países en desarrollo, donde los egresados del nivel licenciatura han visto en el ejercicio de la docencia una ‘salida’ para solucionar los problemas de la falta de empleo. En una situación así, el docente contará solamente con su formación disciplinar (en el mejor de los casos) y con las experiencias que haya vivido como estudiante, lo que seguramente le llevará a imitar prácticas docentes tradicionales como la exigencia de la memorización de hechos en lugar de promover la comprensión, el análisis, el trabajo en equipo y la toma de decisiones en el salón de clase.

¿Cómo desarrollar el CPC?
El Dr. Vicente Talanquer[1] académico mexicano que ha abordado el CPC como área de investigación educativa, específicamente en la enseñanza de la Química, señala que en un esfuerzo por transformar el conocimiento disciplinario en formas significativas de aprendizaje (propuesta del CPC) es recomendable realizar las siguientes acciones:
1. Anotar ideas, conceptos y preguntas centrales
2. Reconocer las dificultades conceptuales del estudiante
3. Identificar preguntas, problemas o actividades que inciten al estudiante a reconocer y cuestionar ideas previas
4. Seleccionar experimentos, problemas o proyectos que permitan que los estudiantes exploren conceptos centrales
5. Construir explicaciones, analogías o metáforas que faciliten la comprensión de conceptos abstractos
6. Diseñar actividades de evaluación que permitan la aplicación de lo aprendido en la resolución de problemas en contextos realistas y variados

Estas acciones requieren por supuesto, que en un primer momento el docente se detenga a pensar y razonar sobre el tema que va a enseñar. Esta reflexión es sólo el principio, después analizará y preparará la mejor manera de enseñarlo. En el aula el docente formulará preguntas y responderá preguntas según el conocimiento que tenga de la materia; dará explicaciones, guiará y evaluará el trabajo de los estudiantes utilizando algún método de enseñanza según su conocimiento pedagógico y didáctico.
Ser un buen docente no es algo fácil de lograr, Vicente Talanquer señala que: “Para muchos maestros este tipo de conocimiento es el resultado de años de experiencia, trabajo en solitario, reflexión y estudio autodidactas. Desgraciadamente, una gran proporción de maestros jamás llega a desarrollarlo” (Talanquer, 2004, p. 64.)
Los programas de formación docente deben estar dirigidos a preparar efectivamente a los profesores, brindarles las herramientas para que puedan integrar sus conocimientos de manera coherente, que les permita ejercer una práctica responsable y profesional. Son muchas las cualidades que se desean de un profesor, desafortunadamente son pocos los espacios de reflexión con que éste cuenta. Algunos expertos sugieren la interacción entre profesores experimentados y no experimentados, en donde los primeros muestren su forma de enseñar, en ambientes de discusión y análisis que permitirán que los segundos desarrollen habilidades para construir y reconstruir diferentes concepciones de un mismo tema en un afán de promover el aprendizaje de los estudiantes. Sugieren además, que se utilicen videos de clases de ‘profesores expertos’, ejercicios realizados por los estudiantes, trabajos, y cualquier material que haya sido utilizado en la clase y que permita generar comparaciones, identificar dificultades, analizar resultados y apropiarse de los métodos empleados. Es decir, “este ambiente no solo ayudaría a los maestros en formación a desarrollar su CPC, sino también la capacidad crítica y las habilidades analíticas que les permitirían concebir al aula como un espacio de exploración e investigación continua” (Talanquer, 2004, p. 65.)
A manera de conclusión es posible afirmar que ser un buen docente no es nada fácil, la tarea implica dedicación, constancia, responsabilidad y como se ha dicho, contar con los diferentes tipos de conocimientos antes descritos.
Es una realidad que desde hace años el rol que juega el profesor en la sociedad se ha ido desestimando. ¿Cuál será nuestra respuesta ante esta falta de mérito? ¿Qué podemos hacer para contrarrestar esta idea si muchas veces es el propio profesor quien no valora su quehacer pedagógico? Una respuesta: ser mejores docentes.
El CPC es un conocimiento integral que permite al profesor relacionar sus conocimientos para mejorar su práctica docente. Los resultados de investigaciones de este campo han demostrado que no es tan fácil identificar las variables que determinan lo que significa ser un buen profesor, sin embargo, todavía existe un amplio camino por recorrer, porque sí es posible lograr la profesionalización docente, todo es cuestión de aprender.

Referencias


Bolívar, Antonio. (2005). Monográfico: El conocimiento para la enseñanza. Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2.

Garritz, Andoni, Reyes, Flor y Vargas, Mariana. (2005). Conocimiento Pedagógico del Contenido en Profesores Mexicanos sobre el Concepto de ‘Reacción Química’. Enseñanza de las Ciencias, Número extra.

Garritz, Andoni y Trinidad-Velasco, Rufino. (2004). El Conocimiento Pedagógico del Contenido. Educación Química, 15 [2].

Gudmundsdóttir, Sigrun y Shulman S. Lee. (2005). Conocimiento Didáctico en Ciencias Sociales. Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2.

Pinchas, Tamir. (2005). Conocimiento Profesional y Personal de los Profesores y de los Formadores de Profesores. Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2.


Salazar, Susan. (2005). El Conocimiento Pedagógico del Contenido como Categoría de Estudio de la Formación Docente. Revista Electrónica “Actualidades Investigativas en Educación”, Vol. 5, Núm. 002. Universidad de Costa Rica. San José de Costa Rica.

Shulman, S. Lee. Conocimiento y Enseñanza: Fundamentos de la Nueva Reforma. (2005). Profesorado. Revista de currículum y formación del profesorado, 9, 2.

Talanquer, Vicente. Formación docente: ¿Qué conocimientos distingue a los buenos maestros de Química? (2004). Educación Química, 15 [1].
[1] Vicente Talanquer estudió la carrera de Química y el doctorado en Ciencias Químicas en la UNAM, actualmente trabaja en el Departamento de Química de la Universidad de Arizona.

lunes, 2 de febrero de 2009

La educación informática en México: de moda a necesidad

Cuando escuchamos por primera vez hablar sobre computadoras en México éstas ya habían aparecido en el mundo desde hacía varios años. Muchos la consideraban como la herramienta del futuro. Con el paso del tiempo se ha demostrado que era verdad. La computadora es un instrumento que sobresale por su multiplicidad de posibles aplicaciones. En un principio hubo interés por aprender su funcionamiento impulsado más por una cuestión de moda que por aprendizaje en sí mismo. Más tarde la necesidad se hizo latente, el uso de la computadora era exigido por la industria o la empresa. En la actualidad sabemos que gracias al avance de las telecomunicaciones la computadora permite acceder a áreas más amplias del conocimiento. Esta situación es aprovechada por la educación que sin duda se ve beneficiada por el avance tecnológico.
Los inicios de la enseñanza de la computación en México

México empezó a formar parte de los países con acceso a la tecnología informática cuando en 1958 la UNAM instaló la primera supercomputadora dirigida principalmente a procesos académicos y de investigación. Para finales de los 60's ya había más de 350 computadoras en el país. Las empresas, principalmente entidades gubernamentales, las habían adquirido o arrendado generalmente para proyectos de investigación. El personal operativo con el que contaban era capacitado por la misma empresa o por la compañía proveedora de los equipos ya que las instituciones educativas no proporcionaban aún los recursos humanos necesarios para afrontar la demanda. Algunas instituciones enviaron a egresados de las carreras de ingeniería al extranjero (EU, por supuesto) para que se convirtieran en formadores de profesionales en computación.
La fabricación en serie de computadoras personales en los 80's implicó una disminución considerable en los costos de producción y una baja de su precio, lo que permitió la adquisición y uso generalizado de equipos de cómputo. La inmersión de las computadoras en los sectores productivos del país, contribuyó a incrementar las posibilidades de informatizar los procesos administrativos generados en las empresas como nóminas, inventarios, manejo de cuentas, etc. Esto dio lugar a una necesidad imperante de contar con profesionales o técnicos que pudieran aplicar las herramientas informáticas disponibles en el mercado para cubrir sus necesidades de información; situación que fue aprovechada por pequeñas y exitosas escuelas de computación de reciente creación que ofrecían cursos intensivos de informática, como el manejo de paquetería y lenguajes de programación . Estos cursos preparaban rápidamente a las personas formando técnicos para el campo laboral y especializados en ciertas áreas como diseño, programación, y programas contables. Estas escuelas no exigían estudios de bachillerato o de licenciatura y ofrecían bolsa de trabajo asegurada. La fiebre de la computación estaba en su apogeo. Se escuchaban términos como: “la computación es la carrera del futuro” o “la otra alfabetización”. El tipo de educación que estas escuelas ofrecían se enfocaba más en responder a las necesidades inmediatas de empleo que impartir una verdadera formación informática en los estudiantes.
Por su parte, instituciones educativas como el Instituto Politécnico Nacional, la Universidad Nacional Autónoma de México, el Tecnológico de Estudios Superiores de Monterrey y algunas universidades estatales ofertaron maestrías y especializaciones en el área de computación. Más tarde ofrecieron estudios a nivel licenciatura en las áreas de computación e ingeniería en sistemas. Sin embargo, las posibilidades de ingreso a estas instituciones no eran (ni son en la actualidad) tan altas y dado que se requieren estudios de nivel medio superior muchos jóvenes optaban por cursar una 'carrera corta' que les proporcionaba un acceso rápido al campo laboral. La elección de las carreras cortas dejó de ser una opción viable, ya que las universidades arrojan año con año miles de profesionales que compiten en el mercado laboral y las empresas gradualmente exigen estudios de licenciatura para cubrir puestos de trabajo inclusive de nivel técnico.
Las escuelas privadas —sobre todo a nivel medio y medio superior— que ofrecieron estudios de computación en sus planes de estudio vislumbraron la posibilidad de aumentar su matrícula y explotaron al máximo la idea de la necesidad de aprender computación para tener 'un mejor futuro en la vida'. Instauraron entonces, la nueva materia pero sin integrarla efectivamente al resto de las asignaturas, creando una carga más para el estudiante que poco percibió la importancia de la computadora como herramienta de apoyo para el estudio, limitando su utilidad a un procesador de textos o un programa para realizar dibujos. Esta falta de integración curricular, aunada a la resistencia de los profesores para aventurarse y descubrir los usos didácticos y prácticos de la computadora impedía ver el potencial que la tecnología informática ofrece al proceso de enseñanza-aprendizaje.
Educación informática e informática educativa

A diferencia de la educación informática que como se ha visto, se refiere a la incorporación de la enseñanza de la computación como tema propio al sistema educativo, la informática educativa se entiende “como herramienta para resolver problemas en la enseñanza práctica de muchas materias; es un nuevo medio para impartir enseñanza y opera como factor que modifica en mayor o menor grado el contenido de cualquier currícula educativa” , la capacidad de la informática para utilizarse como instrumento de enseñanza-aprendizaje de múltiples áreas de conocimiento, hace que la informática educativa sea un campo de trabajo con amplias posibilidades de estudio.
El empleo de la informática como herramienta para la educación tiene un fuerte empuje con la aparición de las redes de las computadoras y los sistemas multimedia , estos últimos permiten diseñar programas computacionales para la enseñanza y las primeras favorecen su distribución y acceso a través de Internet. Un ejemplo de esta aplicación en México tiene lugar a finales de la década de los 80 cuando el ILCE, a petición de la SEP, desarrolló un modelo pedagógico de educación básica para escuelas públicas y creó programas educativos en varias áreas como parte del proyecto denominado COEEBA-SEP (Computación Electrónica para la Educación Básica). La principal importancia del modelo COEEBA-SEP radica en que aborda tanto el conocimiento de la tecnología informática como su aplicación didáctica en otros temas.
No sólo es el acceso inmediato a grandes cantidades de información lo que la tecnología informática provee como herramienta didáctica al proceso de enseñanza-aprendizaje, sino también la forma en cómo se presenta esta información: la adición de video, sonidos, e imágenes a los textos que se muestran, los simuladores que explican fenómenos y modelos científicos, la interactividad entre aplicación-estudiante, el autoaprendizaje y autoevaluación son algunos ejemplos de las posibilidades que brinda la informática educativa.
La dependencia que se tiene actualmente de las computadoras y la gran expansión de las tecnologías de la información y comunicación (TIC's) obliga por una parte, a la incorporación no sólo de la enseñanza de la computación desde los niveles básicos del sistema educativo, sino a la implementación de la informática en las diversas áreas, no por una cuestión de moda, actualmente es necesario ofrecer a los estudiantes herramientas para que puedan comunicarse y aprender mejor y así enfrentarse a un mundo cada vez más inmerso en las tecnologías de la comunicación. Por otra parte, dado que la tecnología por sí misma no es suficiente el docente ha de desprenderse de prejuicios, hacer gala de su propia capacidad de autoaprendizaje, enfrentarse al reto que implica la utilización de estas herramientas en el ámbito escolar y abrir su disposición a los nuevos métodos y estrategias de trabajo que le enseñarán a guiar y acompañar este proceso de aprendizaje.

Referencias

http://www.cs.cinvestav.mx/SemanaComputoCINVESTAV/Computo.html
http://www.bibliodgsca.unam.mx/tesis/tes4enal/sec_7.htm
http://www.inegi.gob.mx/inegi/contenidos/espanol/ciberhabitat/escuela/maestros/tiyescuela/ti2.htm
http://www.url.edu.gt/sitios/tice/docs/cong1996/CONGRESSOHTML/110/Colombia.html